El camino hacia la independencia financiera implica por lo general apostar por la inversión. Dentro del abanico de productos financieros con los que optimizar nuestro ahorro, el crowdlending es una alternativa con la que conseguir una cartera diversificada. La financiación participativa basada en préstamos gana adeptos día a día. Sin embargo, todavía hay quien mantiene una postura de prudencia frente al todavía escaso recorrido de las plataformas que sirven de intermediario entre inversor y promotor. En este sentido, aún existen mitos sobre el crowdlending que empañan su consolidación. Aunque la trayectoria de estos vehículos no es comparable al de otros destinos tradicionales como la bolsa o los fondos de inversión, la relación entre riesgo y la rentabilidad que define a los proyectos financiados por medio del crowdlending está convirtiendo a muchos ahorradores en inversores.
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«El crowdlending es un chiringuito financiero»
Las plataformas de financiación participativa son instrumentos que prestan sus servicios de forma totalmente legal. Se trata de entidades autorizadas y registradas en la Comisión Nacional de Mercado de Valores (CNMV), lo cual es una garantía. Su operativa está a años luz de los chiringuitos financieros. Estos son solo tapaderas que prometen rentabilidades desorbitadas a cambio de un riesgo mínimo, algo que es imposible porque va en contra del funcionamiento de cualquier activo. Incluso, convencen a sus víctimas de que podrán recuperar el dinero cuando quieran, otro argumento falso que impulsa la captación de fondos de estos aparatos, liderados por estafadores sin escrúpulos.
Para evitar caer en la trampa es importante comprobar que la empresa cuenta con el visto bueno de la autoridad supervisora correspondiente. En España, desde que fuera aprobada la Ley 5/2015, de 27 de abril, de fomento de la financiación empresarial, ya se han registrado 27 plataformas en la CNMV. Por otro lado, la publicación del Reglamento (UE) 2020/1503, que regula la actividad de crowdfunding en Europa, aporta si cabe aún más seguridad a los inversores, protegiéndoles mediante la imposición de límites a la inversión y obligando a las plataformas a comprobar que estos conocen los riesgos a los que se exponen antes de dar el paso.
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«Esa clase de préstamos tiene mucho riesgo»
La inversión evoluciona con la creación de nuevos productos adaptados a los diferentes perfiles de los inversores, no solo de riesgo, sino también de cultura financiera. El problema surge cuando se invierte en productos complejos y estructurados como derivados o futuros no aptos para inversores que carecen de un profundo conocimiento acerca de su funcionamiento. Generalmente, en esta clase de movimientos suele intervenir algún gestor ávido de comisiones que blanquea el riesgo endulzando las explicaciones. Todavía tenemos en mente el fraude de las preferentes, por ejemplo. El riesgo del crowdlending está perfectamente explicado, por lo que el inversor es plenamente consciente. En cualquier caso, las plataformas se esfuerzan por analizar de forma pormenorizada cada proyecto, además de contar con garantías adicionales que activar en caso de retrasos o de impago.
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«Para invertir hay que tener mucho dinero»
Nada más lejos de la realidad. Precisamente, si algo ha conseguido el crowdlending es democratizar la inversión, permitiendo que participen en él ahorradores con patrimonios modestos. Una de las grandes ventajas de los préstamos colectivos es que son escalables desde un nivel muy bajo. El mínimo de inversión está alcance de la mayoría de los bolsillos, lo que facilita un primer contacto, tanto para inversores no profesionales que albergan cierta desconfianza como para los cualificados que todavía mantienen sus reservas. Si el inversor comprueba que los pagos se van cumpliendo, se sentirá cómodo e irá aumentando sus aportaciones. En CIVISLEND la inversión mínima es de 250 euros por proyecto.
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«Todas las plataformas son iguales»
Una de las máximas a la hora de invertir es que hay que diversificar para facilitar que las posibles pérdidas se vean compensadas por los beneficios en el largo plazo. No solo hay que escoger productos diferentes (acciones, bonos, préstamos, etc.) sino que hay que buscar la diversificación por sectores (bancos, tecnológicas, inmobiliario, etc.) y por territorios (España frente a otros países). La buena noticia es que las plataformas de financiación participativa no solo son un elemento que ayuda a equilibrar la cartera de inversión, sino que dentro de las mismas existe diversificación. Podemos encontrar ejemplos que promueven el crowdequity frente al crowdlending que caracteriza a CIVISLEND. También las hay que se focalizan en préstamos a empresas y particulares y otras que priorizan los primeros o los segundos. Igualmente, están las que promueven el impact investing, las criptomonedas, el house flipping, etc.
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«Todo lo que ganas se va en comisiones»
La mayoría de las plataformas no cobran comisiones a sus inversores. ¿Qué hacen para ganar dinero entonces? El modelo de negocio suele basarse en el cobro de honorarios a los responsables de los proyectos anunciados en el marketplace. Los estudios que realiza el departamento de riesgos de cualquier plataforma antes de lanzar una oportunidad de inversión conllevan un coste que se repercute a los promotores. El cobro de comisiones a los inversores o no existe o es muy bajo, dado de que de este modo se multiplican las posibilidades de atraer al mayor número de ahorradores. CIVISLEND reconoce que podrá cobrar una comisión del 1% anual sobre el saldo vivo de la financiación concedida por el inversor, pero que en caso de hacerlo, lo anunciará previamente en cada uno de los proyectos.
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«Las empresas grandes no recurren al crowdlending«
Reducir la dependencia hacia los métodos de financiación tradicional es una de las claves para que las finanzas de cualquier empresa se mantengan sanas, y por tanto, una garantía de permanencia en el tiempo. En España, acudir al banco en busca de fondos para materializar un proyecto suele ser la opción lógica, pero para conseguir financiación diversificada hay que recurrir a alternativas que hayan demostrado su eficacia. En este sentido, el crowdlending es una opción más que válida a la que están recurriendo no solo PYMES, sino también grandes empresas que buscan ampliar sus fuentes de financiación.
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«El funcionamiento es demasiado complicado»
Invertir en crowdlending es muy sencillo. En CIVISLEND el primer paso es realizar un preregistro, para el que solo es necesario aportar nombre, apellidos, email y teléfono. Tras la verificación, ya se tendrá acceso al listado de proyectos. Para empezar a invertir hay que completar el registro adjuntando una serie de documentación. Ya con la cuenta de inversor operativa, se transfieren fondos desde la cuenta bancaria del inversor a la entidad de pago. Una vez finalizada la fase de captación, se activará un calendario de pagos. El promotor cumplirá con el pago de intereses y, al final del plazo, se devolverá el principal.