Poco a poco, vamos superando el viejo mito de que invertir es solo para ricos. Existen productos de inversión aptos para todos los bolsillos. Sin duda, el crowdfunding inmobiliario es uno de ellos, dado que la aportación mínima que exigen los proyectos publicados en el marketplace de cualquier plataforma de financiación participativa es realmente reducida. Una vez asumido que no se se necesita una cantidad de partida elevada para que nuestro dinero trabaje por nosotros, llega el momento de hacer números. Es posible que, a pesar de haber puesto en práctica varios métodos para ahorrar, las cuentas no te salgan. Quizá te falta darle una vuelta a tus objetivos y comprometerte con ellos realizando una planificación financiera seria. Al revisar al detalle tu presupuesto, te darás cuenta de que hay una serie de gastos que, si bien no representan un gran desembolso diario, sí que llegan a suponer un buen pellizco cada mes. Se trata de los gastos hormiga, y es muy probable que estén afectando a tu capacidad de inversión.
¿Qué son los gastos hormiga?
El desayuno en el bar de al lado de la oficina, la bolsa de aperitivos de la máquina de vending, ese taxi que cogiste porque te daba pereza coger el metro… Todos estos gastos del todo innecesarios ante los que se hace la vista gorda están afectando a tu ahorro, y por tanto, también a tus posibilidades de abrirte a la inversión. Estas fugas de dinero se suelen pasar por alto porque en el día a día apenas llegan a los dos dígitos. Sin embargo, si haces el ejercicio de identificarlos, te percatarás de que a fin de mes podrían equilibrar tus finanzas. Y no digamos si los consideras al cabo de un año. Entonces, sí que comprenderías hasta que punto estos pagos que se han convertido en una rutina casi invisible desestabilizan tu economía y obstaculizan tu entrada en el mundo de la inversión.
10 gastos hormiga que puedes eliminar o reducir
Alimentación
Ir a hacer la compra con hambre es una mala idea. Al final acabas comprando algún que otro antojo, por eso es importante ir con una lista cerrada. Trata de no dejarte llevar por las marcas o por alimentos de categoría superior a no ser que realmente haya una brecha de calidad importante. Valora si ofertas, descuentos y tarjetas de fidelidad encajan contigo y trata de escoger el supermercado más económico. Apuesta por productos frescos y de temporada.
Bares y restaurantes
Sabes perfectamente que ese café que tomas a diario podrías ahorrártelo. Y el de después de comer también. En cuanto a salir a comer fuera o pedir comida a domicilio, es obvio que siempre será más caro que abrir la nevera. Seguro que preparar el táper cada día para llevártelo al trabajo te resulta un incordio, pero con un poco de disciplina serás capaz de cocinar la mañana del sábado o del domingo para toda la semana. Conviértete en un experto en batch cooking.
Suscripciones
Pagar una suscripción anual al gimnasio y dejarse caer como mucho una vez al mes. ¿Te suena? Si es tu caso, tienes dos opciones: aprovecharlo de verdad o cancelar tu abono y hacer ejercicio en casa o al aire libre. Lo mismo con las plataformas de streaming. Pagas una cuota mensual que quizá no aproveches, y no solo en una, sino en varias. Las suscripciones a revistas o a periódicos, mejor que sean online, ya que serán más baratas.
Suministros
La luz está en máximos. Seguro que lo has notado en tu factura. Tienes que tomar las riendas y hablar con tu compañía para acogerte a la potencia que mejor responda a tus necesidades y a tu estilo de vida. Lo mismo con el gas. Además, hay trucos para reducir el gasto energético, como apagar los aparatos que tengas conectados a la red y no dejarlos en stand by, poner el termostato a una temperatura de confort, instalar reguladores de caudal, aislar correctamente la casa…
Telefonía
Gracias a la liberalización del mercado, cada vez hay más compañías de telefonía. Esta competencia hace que sus ofertas mejoren de cara al usuario. No está de más que revises tu tarifa. Quizá tengas más gigas contratados de los que realmente usas. O quizá merezca la pena contratar un paquete que incluya líneas móviles, Internet y alguna suscripción a una plataforma de streaming. Nadie mejor que tú sabe de dónde es posible recortar para gastar menos.
Seguros
¿Cuántas pólizas tienes contratadas? Hogar, coche, vida, salud… Todos estos seguros engordan tus gastos más de lo que crees, aunque algunos de ellos estén disimulados en tu cuota hipotecaria o solo los liquides una vez al año. Es necesario que revises las coberturas. Por ejemplo, si tu coche tiene ya unos años, no tiene sentido mantenerlo a todo riesgo. En cuanto al seguro de la casa, debes considerar si el ahorro en la hipoteca supera contratarlo fuera del banco.
Electrodomésticos
Más allá de la etiqueta energética de los electrodomésticos que tengas en casa, debes realizar un uso eficiente de los mismos. Si tu ropa no está muy sucia, usa programas de 30º. El lavavajillas, siempre a carga completa y en modo eco. Con la secadora, trata de mantenerla limpia de pelusas. En cuanto al horno, aprovecha que lo enciendes y cocina tanto en la rejilla como en la bandeja. No abras constantemente el frigorífico y sitúalo lejos de las fuentes de calor.
Comisiones bancarias
Lo principal es tener una cuenta corriente que no cobre comisiones por mantenimiento ni transferencias. Igualmente, procura que las tarjetas de débito y crédito sean gratuitas. Si tienes que sacar dinero del cajero, asegúrate de que no te cobran nada. Si estás buscando hipoteca, asegúrate de que las comisiones que te cobrarán en caso de amortización total y parcial son las estipuladas en la ley. No desestimes subrogarla si encuentras mejores condiciones en otro banco.
Ocio
¿Te gusta el cine o el teatro? Aprovecha el día del espectador para ir a las salas. ¿Eres un ávido lector? Plantéate comprar un libro electrónico. ¿No puedes vivir sin tomarte unas cañas el fin de semana? Hazlo, pero con moderación. Una solución radical que evitará que gastes mucho es dejarse la tarjeta en casa y salir con efectivo. Vicios como el alcohol o el tabaco suponen un derroche mayor de lo que imaginas.
Transporte
El combustible también está por la nubes. Llenar el depósito se ha convertido en una tarea de alto riesgo para nuestras finanzas. Quizá haya llegado el momento de apostar por una movilidad más sostenible y empezar a usar con más frecuencia el transporte público. Moverse en metro o en bus será un alivio para tu bolsillo. También tienes en tu mano recursos como la bicicleta, el patinete o el carsharing. Si te resulta imposible dejar el coche aparcado, al menos, trata de practicar una conducción eficiente.