La vida está llena de imprevistos. Estos acontecimientos inesperados podrían llegar a desestabilizar nuestras finanzas hasta el punto de colocarnos en una situación casi desesperada, obligándonos a endeudarnos ante la falta de liquidez inmediata. Para evitar complicaciones, lo ideal es actuar con previsión y contar con un colchón financiero gracias al cual seamos capaces de plantar cara fácilmente a esos momentos difíciles. Esa red de seguridad suele denominarse fondo de emergencia y resulta imprescindible para todos en general y para los inversores en particular. Cualquier persona es consciente de que debe acumular una cantidad de dinero para estar tranquila ante lo que puede pasar, pero si ese ahorrador se va a convertir en inversor, esa salvaguarda económica cobra aún más relevancia. En cualquier caso, crear un fondo de reserva e invertir no son acciones excluyentes, puesto que se pueden compatibilizar si las variables que acompañan nuestro día a día son estables.
¿Qué es un fondo de emergencia?
Es un recurso excepcional
Como su propio nombre indica, el fondo de emergencias se concibe como una solución a la que recurriremos cuando se presenten sucesos imponderables. Igualmente, esta herramienta debe activarse una vez agotadas alternativas como tratar de aplazar el pago por al vía de la negociación y que no supongan un incremento de deuda o tener un descubierto en nuestra cuenta bancaria. Para no tocar ese dinero a no ser que sea estrictamente necesario es fundamental que definas qué es una emergencia. Por ejemplo, si todos los días tienes que coger el coche para ir a trabajar y tienes una avería, no te quedaría más remedio que recurrir a este colchón, pero si no puedes irte de vacaciones, quizá este hecho no debas interpretarlo como una necesidad perentoria. Lo mejor de un fondo de emergencia es olvidarnos de que existe, ya que de ese modo estaremos más pendientes de nuestros propósitos financieros.
Es totalmente seguro
Guardar dinero en casa no es una de las mejores ideas. No está de más tener algo de efectivo por si se presenta alguna contingencia menor, pero lo más recomendable es que un fondo de emergencia esté custodiado por alguna entidad financiera y no se esconda en un cajón. Por una parte, que esté a buen recaudo evita el estrés y hace que te despreocupes. Piensa en el disgusto que te ahorrarías ante un posible robo en tu domicilio después de ausentarte por un viaje o una catástrofe natural como una inundación, por ejemplo. Aunque un banco es uno de los lugares donde más seguro estará este fondo, no debes guardarlo en la misma cuenta donde tienes tu nómina o te verás tentado de usarlo.
Es líquido y no está penalizado
Al hilo de lo anterior, de lo que se trata es de poder guardar nuestros ahorros para imprevistos en un lugar seguro, pero del cual podamos rescatar el dinero en cualquier momento y sin pagar comisiones. Un cuenta remunerada o un depósito suelen ser lo más común, pero dado que el rendimiento que dan estos mecanismos está por debajo de la inflación, este capital se devaluaría, haciéndonos perder poder adquisitivo. Existen otros contenedores que ponen a trabajar nuestro dinero mientras está inmovilizado, pero que nos obligan a respetar un plazo. Trataremos de buscar productos con un vencimiento corto para que, ante una emergencia, se nos permita retirar los fondos sin esperar demasiado y sin penalizaciones.
Es una cantidad suficiente
Una de las grandes preguntas del ahorrador es a cuánto debería ascender un fondo de emergencias. Lo importante es estar preparado tanto para grandes como para pequeños desequilibrios, pero nuestro estilo de vida puede darnos pista sobre lo que puede venirnos encima en un momento dado. Por ejemplo, si tenemos hijos siempre estaremos más expuestos a eventualidades que si no los tenemos, igual que si tenemos una vivienda, un coche o una mascota. Nuestro historial de salud o el nivel de estabilidad laboral son indicadores que nos pueden guiar. Lo importante es que la cantidad ahorrada en este colchón financiero nos haga sentirnos cómodos. Suele suponer entre tres y seis meses, bien de nuestros ingresos, bien de nuestros gastos. Si nos guiamos por nuestros ingresos, dispondremos de más dinero, pero tardaremos más en ahorrarlo. Si atendemos a nuestros gastos, primero tendremos que calcularlos. Analizar tu presupuesto mensual es muy útil a la hora de determinar cuánto puedes ahorrar cada mes, aunque existen métodos de ahorro para todos los gustos. Si cuentas con la opción de sistematizar este ahorro para que se desligue de tus ingresos de forma automática, mucho mejor. Y recuerda que lo importante es ahorrar, aunque sea poco.
¿Se puede crear un fondo de emergencias e invertir a la vez?
Ahorrar e invertir son dos acciones que comparten un rasgo común: cuanto antes se comience, mejor. Además, están íntimamente relacionadas, dado que antes de invertir hay que ahorrar, al tiempo que invertir es una forma de ahorro en sí misma. Tener un fondo de emergencias debe ser previo a la inversión. No obstante, es posible invertir al mismo tiempo que generamos esa garantía financiera en caso de imprevistos. Hay que recordar que esta reserva suele cifrarse entre tres y meses de ingresos o de gastos, lo que supone en la mayoría de los casos una cantidad que se tarda en reunir. Es por ello que muchos ahorradores se plantean rentabilizar ese ahorro al mismo tiempo que construyen su red de seguridad financiera.
Existen productos financieros en los que poder depositar nuestros ahorros por un plazo no demasiado largo y con un riesgo controlado. El crowdfunding inmobiliario entraría dentro de esta categoría. Además de ser de renta fija, sus plazos de vencimiento suelen ser de uno o dos años. Por otra parte, aunque para recuperar el principal tengamos que esperar, recibiremos intereses cada mes o cada pocos meses. En cualquier caso, no debemos obsesionarnos con rentabilizar nuestro fondo de emergencia. Lo más importante es que esté disponible y no esté expuesto a un riesgo excesivo, pero siempre está en nuestra mano combinar ambos parámetros. Es por ello que, por ejemplo, cuando estemos a medio camino de conseguir nuestro objetivo para cubrir imprevistos, comencemos a analizar el resto de opciones.