Antes de invertir, hay que pasar necesariamente por el ahorro, pero no todo el mundo lo hace la misma manera. Existen muchos métodos para ahorrar y en función de cómo nos relacionemos con nuestras finanzas, adoptaremos el que mejor nos convenga. Incluso hay quien combina varios de ellos o los ajusta a sus necesidades. Sin embargo, hay que tener en cuenta en qué momento se lleva a cabo esta acción, si antes o después de recibir nuestros ingresos o de realizar los gastos que tenemos previstos. Hay quien defiende que podemos situarnos económicamente en un posición más ventajosa si decidimos hacerlo de forma previa, y no al final, con lo que nos sobra una vez ya hemos cubierto todos los desembolsos fijos y algún que otro capricho. Es lo que se conoce como la técnica del preahorro, y está considerado el camino más rápido a la inversión.
¿Qué es preahorrar?
Ahorrar antes de gastar. Esta es la premisa en la que se basa el preahorro. Nada más ingresar el salario y antes de que nos lleguen las facturas, hay que guardar una parte en algún lugar físico o mover una cantidad fija de dinero de nuestra cuenta a otra que no tenga ningún gasto domiciliado. Lo que estaríamos haciendo sería pagarnos primero a nosotros mismos antes de dejar salir otras partidas establecidas en nuestro presupuesto mensual como el alquiler o la hipoteca, los suministros o la cesta de la compra. Esta estrategia deriva del pay yourself first, tan extendido en Estados Unidos entre la comunidad que busca la libertad financiera. Sin duda, el preahorro es la regla de oro dentro de la construcción de una mentalidad inversora basada en el consumo consciente.
Uno de los secretos para que el preahorro tenga éxito es decidir una cantidad que se corresponda de forma adecuada con nuestro estilo de vida y con nuestro perfil de ahorrador. No hay ni que pasarse ni quedarse corto, por lo que es realmente útil llevar a cabo una planificación financiera a medida de nuestra situación. No se puede pretender ahorrar por encima de nuestros gastos fijos si estos no se evalúan y se recortan primero o si no se ingresa proporcionalmente lo suficiente. Tampoco es cuestión de dar un salto demasiado grande al principio si antes de asumir el preahorro como rutina llegábamos a fin de mes con un pie en los números rojos. Se puede empezar por un 5% de nuestros ingresos y luego ir subiendo al 10%, al 15%, al 20%… Siempre de forma gradual y yendo de menos a más, sin dar un paso atrás.
¿Cuáles son las ventajas del preahorro?
Generas un hábito de ahorro
Para que el preahorro forme parte de tu día a día, lo ideal es programar una orden para que se ejecute cada mes sin tener que hacer nada más. Todos los bancos permiten el traslado de fondos automáticamente previa selección de una cantidad y una fecha concretas. Esta cantidad intocable desaparecerá de nuestra vista, por lo que ya no contaremos con ella y afrontaremos el mes con lo que decidamos dejar en nuestra cuenta del día a día. Lo bueno de este nuevo enfoque es que al comenzar quizá nuestro cerebro oponga algo de resistencia, pero una vez asumido, te será complicado renunciar a este hábito; básicamente porque lo harás casi sin ser consciente de ello.
No realizas gastos extraordinarios
Cuando se ahorra solo lo que sobra es muy habitual que al final no se consiga ahorra nada. La razón es muy sencilla: al ver que tenemos dinero en nuestra cuenta, la tentación de gastar es muy grande. En resumen, gastamos más cuanto más tenemos. Este efectivo abre la puerta a gastos hormiga y a necesidades que nosotros mismos nos creamos, desde pedir comida a domicilio en vez de cocinar o coger un taxi en vez de coger el transporte público. Si ese dinero lo tenemos fuera de nuestra cuenta corriente desde el principio, directamente no contamos con él. En un primero momento, será difícil, pero enseguida nos acostumbraremos. Al final, de lo que se trata es de ir cultivando un estilo de consumo más frugal exento de gastos superfluos.
Obtienes resultados rápidamente
El sacrificio acaba viéndose como un esfuerzo que merece la pena porque seremos testigos de los resultados en un espacio de tiempo muy breve, sobre todo, si nos preocupamos por crear un documento como una hoja de cálculo o, directamente, recurrimos a las propias funcionalidades online de nuestro banco o a alguna app para la gestión financiera. Lo complicado es tomar la decisión, pero una vez adoptada la postura correcta respecto a nuestro bolsillo, seguro que trataremos incluso de elevar ese preahorro acotando más los gastos o buscando nuevas fórmulas para captar ingresos.
Tendrás más seguridad y fortaleza mental
A medida que veamos crecer nuestra cuenta secundaria, ganaremos confianza en nosotros mismos. No tocar ese dinero contribuye a incrementar el autocontrol. Además, esa sensación de que lo estamos consiguiendo, nos motiva para seguir hacia adelante y ponernos metas más altas. El preahorro concebido como una gasto fijo personal pone a prueba nuestra fuerza de voluntad. La satisfacción de saber que gozamos de una estabilidad ante la incertidumbre hace que ganemos seguridad y nos reconforta, eliminando el estrés financiero de nuestras vidas y permitiéndonos enfrentarnos al día a día sin ansiedad.
Puedes empezar antes a invertir
Todos los ahorradores se preguntan cuál es el momento ideal para empezar a invertir. Los expertos no tienen ninguna duda al respecto: cuanto antes. De hecho, muchos inversores consolidados se arrepienten de no haber dejado a un lado viejos mitos y haber empezado antes a optimizar su ahorro destinándolo a los productos financieros y activos más recomendables según su edad y situación financiera. Con la estrategia del preahorro veremos cómo la cantidad que apartamos cada mes antes de cumplir con nuestras obligaciones crece a mayor velocidad. En este sentido, el propósito de construir un fondo de emergencia se hará realidad antes de lo que imaginas, y entonces tendrás vía libre para darle un empujón a tus ahorros poniéndolos a trabajar por ti.