Acceder a una vivienda en propiedad nunca ha sido sencillo, pero hay grupos de población que tienen más dificultades que otros. De entre todos ellos, los más jóvenes son los que siempre están en el foco por ser de los más vulnerables. Un reciente informe de GAD3 revela que el 85% de los jóvenes tiene problemas económicos de distinta índole a la hora de adquirir su vivienda. Se trata de un porcentaje alarmante que exige la búsqueda urgente de soluciones a las causas que lo generan. Sin duda, el desempleo juvenil es uno de los obstáculos que impiden el ahorro previo necesario para comprar una vivienda y el retraso en la emancipación. Igualmente, las condiciones de las hipotecas y los elevados precios de venta no favorecen el paso hacia la propiedad.
Una situación laboral inestable y una financiación que requiere un alto nivel de ahorro previo no son los mejores puntos de partida para que los jóvenes se conviertan en propietarios de una vivienda
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el segundo trimestre de 2022, la tasa de paro de los menores de 25 años fue del 28,52%. Asimismo, un informe de Eurostat de marzo situaba a España en el primer puesto de paro juvenil de la Unión Europea. No obstante, parece que la situación va revirtiendo. Los datos de julio publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y manejados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social indican que el desempleo de las personas menores de 25 años bajó en 12.604 personas (-6,26%) respecto a junio, lo que situó la cifra global (188.605) en la mejor de toda la serie histórica. Además, en términos interanuales, se ha registrado una reducción del -28,1% en el ritmo de bajada de desempleo de los más jóvenes. Si bien es cierto que se está haciendo hincapié en mejorar el contexto laboral de los jóvenes, tratando de alejar la temporalidad en virtud del contrato indefinido, hablamos de un sector poblacional sometido a mucha precariedad.
En cuanto a la financiación, conseguir una hipoteca se convierte en algo inalcanzable para la mayoría de los compradores jóvenes. Una trayectoria laboral de pocos años y jalonada de contratos temporales no es la mejor carta de presentación ante los bancos. En cualquier caso, uno de los mayores escollos es la cantidad financiada. Las ofertas hipotecarias que cubrían el 100% de la valor del inmueble desaparecieron hace años, dado que las entidades financieras vieron peligrar seriamente sus balances durante la crisis del 2008. Actualmente, el 80% es el límite máximo. Si para una persona con capacidad de ahorro, ese 20% más el 10% necesario para impuestos y otros gastos adicionales supone una meta ardua, no digamos para un joven que acaba de incorporarse al mercado laboral. Algunos bancos ayudan con el lanzamiento de hipotecas especiales para jóvenes en las que ese 80% se puede ampliar hasta el 95% para compradores de hasta 35 años. Igualmente, algunas regiones tienen programas específicos para que la compra de una primera vivienda para este colectivo sea más llevadera desde el punto de vista de la financiación, como el recién estrenado plan Mi primera vivienda de la Comunidad de Madrid.
Solo el 14,9% de los jóvenes hasta 30 años logró emanciparse en 2021. Además, los hogares de menores de 35 años en propiedad pasan del 70% al 36% en nueve años.
Más allá del empleo y de la financiación, el encarecimiento de la vivienda es otro de los factores que aleja la propiedad de los jóvenes en particular y del resto de los ciudadanos en general. Aunque las cifras de compraventa continúan funcionando a doble dígito, es de esperar una moderación en la intención de compra dado el contexto económico actual. Una encuesta de ING indica que el 72% de los españoles admite que es difícil que se conviertan propietarios de una vivienda en los próximos tres años. Por otro lado, el 62% de los consultados coinciden a la hora de determinar que las casas no son asequibles. La inflación, que está siendo sobrellevada por la ciudadanía con mucho esfuerzo, coloca a los jóvenes en una posición mucho más delicada. Tras la subida de tipos de interés del Banco Central Europeo, se espera que la escalada de los precios se suavice, un respiro que también debería trasladarse a los precios de venta residencial. El informe de ING apunta que el 72% de los españoles cree que este movimiento provocará un aumento de los precios. La falta de confianza en la estrategia marcada por Europa es abrumadora. En cualquier caso, de no subir los precios, lo que sí subirán serán las hipotecas porque el dinero es ahora más caro.
Abandonar el núcleo familiar es un paso esencial en la vida de cualquier persona joven, pero las circunstancias antes mencionadas no impulsan la emancipación. El número de jóvenes menores de 30 años que consigue salir de casa de sus padres ha ido caído de año en año. Tal y como señala el Consejo de la Juventud de España, solo el 14,9% lo consiguió en 2021, mientras que en 2008 este porcentaje ascendió al 26%. En este sentido, el alquiler, muchas veces compartido, se vislumbra como un paso previo hacia la propiedad. El problema es que muchos jóvenes comprometen su capacidad de endeudamiento muy por encima del 35% de sus ingresos, lo que no les permite ahorrar, convirtiendo una fase temporal como es la del alquiler en algo crónico, y alejándoles de su verdadero objetivo inmobiliario, que es ser dueños de una vivienda.
Un demoledor informe del Banco de España pone números al escenario actual. La última Encuesta Financiera Familiar publicada por el instituto emisor asegura que solo el 36,1% de los hogares de menores de 35 años fueron en propiedad en 2020. Si retrocedemos a 2011, el porcentaje era del 69,3%, lo que confirma el gran desplome. Comprar una vivienda continúa siendo el recurso de futuro para los españoles, también los más jóvenes. El cambio cultural del alquiler es más bien una imposición económica, dado que el método clásico de construir patrimonio por medio del ladrillo sigue en plena forma. En este sentido, el Banco de España también revela que la riqueza bruta mediana de los menores de 35 años apenas alcanzó en 2022 los 43.000 euros, cuando hace diez años llegaba a los 166.000. Nadie duda de que poner en el mercado vivienda asequible para los jóvenes es uno de la restos del sector inmobiliario.