Invertir es un paso importante para todo ahorrador que decide en un momento dado poner su dinero a trabajar. A la hora de valerse de instrumentos que permitan que un capital crezca, es necesario conocer bien el catálogo disponible. Dado que se trata de una materia amplia, el asesoramiento suele ser de gran ayuda, sobre todo, si se manejan grandes sumas y se quiere tener todo bajo control delegando la gestión en un tercero. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) define el asesoramiento en materia de inversión como «ofrecer recomendaciones personalizadas sobre productos».
En este sentido, el organismo deja claro que las advertencias que recibe el inversor siempre deben ajustarse a su perfil, por lo que si un mecanismo es apto para una determinada persona, no significa que este mismo sea adecuado para otra. Así, la bolsa puede resultar muy atractiva debido a su rentabilidad, pero no todo el mundo es capaz de dejar su aversión al riesgo al margen, por lo que los más conservadores preferirán otros vehículos menos volátiles. El crowdlending entraría dentro de esta categoría. ¿Pero qué pasa si el inversor necesita asesoramiento respecto a los préstamos colectivos?
El asesoramiento al inversor está prohibido dentro de las plataformas de financiación participativa. Cualquier recomendación debe ir precedida de un análisis previo de los conocimientos financieros y la experiencia del inversor
El artículo 52 de la Ley 5/2015, de 27 de abril, de fomento de la financiación empresarial deja constancia de las prohibiciones a las que están sujetas las plataformas de financiación participativa (PFP) dentro de su régimen jurídico. Entre ellas, destaca la que niega la posibilidad de que estas puedan «realizar recomendaciones personalizadas a los inversores sobre los proyectos de financiación participativa», tal y como dice literalmente dicho artículo. Dicho de otro modo, una plataforma como CIVISLEND tiene absolutamente prohibido ofrecer asesoramiento financiero a los inversores dados de alta en su web que tengan la intención de destinar parte de sus fondos a las promociones publicadas en su marketplace.
Una labor como esta entraría dentro de las competencias de las empresas de servicios de inversión o de las propias entidades financieras tradicionales, un papel para el que estas plataformas no solo están imposibilitadas por ley, sino que además no forma parte de su ADN. No nos cansaremos de repetir que vehículos de inversión como CIVISLEND no han llegado al mercado para sustituir a los bancos, sino para servirlos de complemento y contribuir a la mejora de la economía real. Sin embargo, varias voces críticas crean polémica insistiendo en este punto cuando en la propia normativa que regula la actividad de las plataformas queda claro que ciertas funciones son terreno vedado para las mismas.
Ya sea a través de un asesor financiero independiente o de la propia banca, este asesoramiento debe ponerse en práctica siguiendo las normas de conducta de los mercados de valores. Es por ello que cualquier consejo de inversión debe ir precedido de un estudio pormenorizado sobre el cliente. El análisis de su situación personal es esencial. Aquí entraría una evaluación de su cultura financiera y de su experiencia previa. La formación y la trayectoria del inversor son determinantes, puesto que a una persona que carece de una base sólida de conocimientos y que lo máximo que entiende por inversión son los depósitos, nunca se le deberían sugerir productos complejos de elevado riesgo como derivados o futuros, por ejemplo. Es por ello que los asesores realizan un test de idoneidad, donde se valoran estos aspectos, además de la situación financiera y los objetivos de inversión del cliente, para saber si realmente comprende en qué consiste un determinado producto financiero, incluyendo el riesgo que conlleva y los gastos que implica.
CIVISLEND cuenta con una herramienta poderosa llamada rating. Esta calificación pone en conocimiento del inversor la exposición al riesgo de cada uno de los proyectos que forman parte del marketplace de la plataforma
La existencia de esta prohibición en el ámbito de las plataformas es perfectamente lógica y entendible, dado que el conflicto de intereses que podría generar sería mayúsculo. Además, la transparencia y honestidad, entendidas como virtudes éticas e inherentes a la filosofía de estas plataformas, se vendrían abajo si se filtrara información privilegiada. La labor informativa empieza y acaba con el análisis de la viabilidad del proyecto y la calificación de riesgo que se le otorga. Este rating ya constituye en sí mismo una poderosa herramienta que permitirá al inversor tomar la mejor decisión para sus ahorros. Se debe recordar que el camino que debe recorrer una oportunidad hasta llegar al marketplace no es sencillo, dado que no todos los proyectos que llegan a CIVISLEND superan los criterios de selección a los que son sometidos por los expertos de la plataforma o por la empresa independiente que realiza la due dilligence.
El inversor debe entender que la rentabilidad siempre va unida a un riesgo, y que si necesita consejo sobre cuál es el mejor destino para sus fondos, existen Empresas de Asesoramiento Financiero (EAFI) que pueden ofrecerle recomendaciones personalizadas. No obstante, este tipo de servicios no son demasiado accesibles para los patrimonios más modestos. La alternativa son diversos foros de Internet donde coinciden inversores con un perfil financiero similar para intercambiar impresiones. No obstante, se trata de un método no exento de riesgos, dado que no está regulado y es muy posible toparse con usuarios que realizan publicidad velada en función de sus propios intereses.
En resumen, se podría decir que la desconfianza que de primeras suscita todo lo nuevo, sobre todo, si se trata de algo relacionado con lo financiero, debe vencerse con profesionalidad. El buen hacer de las plataformas es la mejor arma para vencer los miedos del inversor. Con transparencia y resultados se planta cara a los mitos que rodean esta forma de generar ingresos pasivos. El crowdlending sigue consolidándose día a día porque ya son muchos los que han comprobado de primera mano que los calendarios de pagos se cumplen, beneficiándose de unos intereses muy atractivos y recuperando el capital inicial en tiempo y forma.