La cuarentena nos hizo mirar nuestros hogares desde otra perspectiva. Durante el confinamiento fuimos conscientes de lo que nos hacía feliz y lo que nos hacía sentir a disgusto dentro de nuestra propia casa. Este periodo de reflexión ha abierto las puertas a nuevos criterios a la hora de buscar vivienda que antes eran completamente secundarios dentro del sector inmobiliario. Aunque el precio sigue siendo el principal filtro cuando un potencial comprador comienza a visitar inmuebles en venta, aspectos como la certificación energética, la existencia de espacios exteriores o la necesidad de más metros cuadrados han ido tomando fuerza. La promoción residencial acepta estas renovadas demandas como un reto. Adaptarse a las peticiones de los clientes es la máxima, así que los proyectos se configuran para dar respuesta a las mismas. La obra nueva que vendrá no tiene más remedio que asimilar este conjunto de tendencias para que las operaciones de venta sobre plano se cierren con éxito.
7 características de la vivienda de obra nueva que se construirá en 2022
Más lejos del centro
La periferia ha ganado adeptos. El teletrabajo empujó a muchos residentes en el centro de las ciudades a buscar tranquilidad fuera de los grandes núcleos urbanos. La vuelta a las oficinas está provocando el efecto inverso, pero muchas compañías todavía mantienen el trabajo remoto, y otras, han establecido jornadas semanales híbridas. Además, a muchos de los cambiaron las ubicaciones de alta densidad por localizaciones alejadas del bullicio les va a resulta difícil abandonar la confortable sensación de vivir en un municipio más pequeño. Es por ello que la promoción residencial tratará de aunar los servicios de la capital con el sosiego de una ubicación menos masificada. En este sentido, la proyección de desarrollos en barrios de nueva creación será la tónica de la vivienda tipo. Obviamente, las escasas parcelas en las zonas prime seguirán constituyendo un objeto de deseo, pero es probable que se orienten, o bien a unas pocas unidades de alto standing, o bien a pequeños apartamentos en régimen de coliving.
Más grande y polivalente
Construir en la periferia permite proyectar edificios con viviendas en altura más generosas en metros cuadrados. Sin duda, el hecho de tener que conciliar vida familiar y laboral nos ha hecho ver lo poco que dan de sí nuestras actuales cuatro paredes. Son muchos los que han deseado durante la época más dura del coronavirus contar con una habitación extra para dedicarla a montar un baño secundario, un despacho, un gimnasio o una sala de puro esparcimiento para poder leer, escuchar música o disfrutar de películas y series. Este requerimiento lleva aparejado un mayor presupuesto. Las promotoras son conscientes de ello, por eso tratan de ajustar sus márgenes al máximo haciendo que las habitaciones sean más flexibles y polivalentes. La idea es que cuando el espacio sea limitado, su distribución permita la separación de ambientes, con el objetivo de que los compradores se sientan más cómodos.
Más orientada al exterior
La gran triunfadora de la pandemia ha sido la terraza, única vía de escape durante el encierro. Disfrutar del aire libre sin salir de casa es un lujo al que la demanda no va a renunciar en 2022. Los pisos interiores y poco luminosos, tan frecuentes en la segunda mano con más antigüedad, tendrán poco recorrido dentro de la venta. Las urbanizaciones de nueva planta tendrán que considerar seriamente la opción de incluir terrazas o balcones en todas las plantas, o en su defecto, amplios ventanales para que la luz del sol inunde hasta el último rincón. Asimismo, los bajos ganarán atractivo gracias al jardín, un espacio verde que en las unifamiliares vendrá siempre de serie.
Más zonas comunes
Vivir en comunidad es la base de la economía circular y la sociedad líquida, conceptos hacia los que caminamos a pasos agigantados. Las zonas ajardinadas ganarán protagonismo y ocuparán más espacio, en ocasiones, incluso combinándose con un huerto comunitario. La piscina es la reina de las complejos residenciales, y su presencia se extenderá en las promociones que están por venir. Este elemento, no solo se entiende como un valor añadido, sino como un elemento de cohesión vecinal, al igual que las salas sociales, las áreas infantiles o las instalaciones deportivas dentro de la urbanización. Estos servicios encarecen el precio final, pero muchos compradores estarán dispuestos a aceptarlo con el fin de tenerlo todo a mano y ahorrar tiempo en desplazamientos.
Más eficiente energéticamente
La vivienda será sostenible o no será. El empeño de las promotoras por alinear sus proyectos con la lucha contra el cambio climático es rotundo. Los mejores aislamientos, el empleo de materiales de escasa o nula huella de carbono y la instalación de sistemas de climatización de alto rendimiento basados en energías limpias y renovables son solo algunas de las buenas prácticas que definen sus valores. El comprador entiende que cuanto más alta sea la calificación energética de su vivienda nueva, más respecto y cuidado por el medio ambiente habrán tenido aquellos que la han puesto en pie. Además, cada vez somos más conscientes de que realizar un esfuerzo económico inicial redunda en un mayor ahorro en las facturas de los suministros a largo plazo.
Más conectada y virtual
La domótica ha ido adquiriendo relevancia poco a poco. Antes, veíamos las smart homes como algo caro y futurista. Ahora, gracias a la democratización de la tecnología, tener una casa conectada es una realidad al alcance de la mayoría de los bolsillos. Aparatos como los asistentes de voz viven en armonía con apps instaladas en nuestros dispositivos móviles que controlan a distancia diferentes aspectos de nuestras casas, desde la iluminación a las persianas, pasando por abrir una cerradura inteligente o conectar las cámaras de vigilancia. Los promotores desarrollarán sus propios sistemas para entregar viviendas a la última, pero la digitalización también avanzará dentro del marketing, abarcando todo el costumer journey, hasta que por fin llegue el momento en el que cerremos operaciones online al 100%.
Más industrializada
El proceso constructivo estrella va a ser la industrialización. Este modelo, aún incipiente, se irá consolidando en los próximos años dadas sus múltiples ventajas. Poder crear los elementos en una fábrica y después montarlos en el solar favorece que los plazos de ejecución sean más cortos, que exista un mayor control y seguridad en la obra, que haya más oportunidades para incorporar a la mujer al sector de la construcción, que se reduzcan de forma radical los residuos y que los costes de producción sean menores. Gracias a este sistema, se construyen viviendas de gran calidad a precios más asequibles.