El horizonte de la inversión es uno de los elementos más importantes cuando se trata de definir la estrategia financiera. El inversor debe considerar los objetivos que quiere conseguir y el tiempo que tardará en conseguirlo, pero siempre teniendo en mente cuál es su perfil. No es lo mismo querer obtener un beneficio lo antes posible con el fin de comprar algún bien material, que pensar en sacar un rédito atractivo del que poder disfrutar con la vista puesta en la jubilación. Del mismo modo que hay personas que lo que buscan con su inversión es la generación de ingresos pasivos de forma recurrente. En este sentido, el plazo de vida de la inversión es un aspecto clave de cualquier producto. Existen opciones que tienen un plazo concreto, trascurrido el cual se devuelve el principal. La liquidación de intereses puede ser al vencimiento o conforme a un calendario de pagos. Por el contrario, hay alternativas que nunca vencen, lo que permite que podamos deshacer posiciones en cualquier momento.
Igualmente, el periodo durante el cual el capital estará invertido variará mucho en función de si la postura es más conservadora o más agresiva. Por norma general, se acepta que las operaciones a corto plazo suelen corresponder a un inversor capaz de exponerse a un mayor nivel de riesgo en virtud de lograr un rendimiento más alto y más rápido, sirviéndose de la volatilidad del mercado y amparándose en un profundo conocimiento de cómo funciona el sistema financiero. No obstante, también hay opciones a corto más seguras y de riesgo bajo. Por el contrario, la inversión a largo plazo suele definir a aquellos inversores de talante más prudente. Estos suelen decantarse por productos que no den demasiados sobresaltos, aunque la rentabilidad sea más baja, aunque también hay opciones que optimizan mucho más el dinero. Así, hay inversores a largo que aceptan un riesgo más alto apostando por escenarios donde existan fluctuaciones, pero siendo conscientes de que estas se pueden ir corrigiendo a medida que pasa el tiempo. Además, están los que invierten una suma importante de una vez y los que establecen un importe de partida moderado para, de forma periódica, realizar una serie de aportaciones.
La principal diferencia entre la inversión a corto y a largo plazo radica en el tiempo durante el cual el capital estará inmovilizado. Lo ideal para tener una cartera de inversión diversificada es combinar productos a corto y a largo plazo
A la hora de definir hasta dónde llega el corto plazo y de dónde parte el largo plazo, la comunidad financiera no se pone de acuerdo. Algunos afirman que el periodo mínimo de una inversión es de un año, pero otros alargan este corto plazo a los tres años. En cuanto a las inversiones a largo plazo, hay quien las coloca a partir de los tres años y otros en los cinco, por lo que para los segundos habría espacio entre ambas para colocar un tipo de inversiones a medio plazo. No obstante, también hay quienes sitúan el horizonte del largo plazo en los diez años. En cualquier caso, es evidente que la necesidad de recuperar el dinero jugará un papel decisivo para planificar el destino de nuestros ahorros. Es por ello que siempre hay que invertir un importe que no nos haga falta, que no nos importe dejar inmovilizado, reservando un fondo de emergencias con el que responder ante alguna situación sobrevenida. Es cierto que muchos productos contemplan la desinversión antes del vencimiento. La mayoría de los productos financieros conllevan una penalización, pero otros cuentan con un mercado secundario.
El abanico de vehículos que el inversor tiene a su disposición se adapta a las expectativas y al plazo marcados, pero siempre siendo fiel a la máxima de cuánto mayor riesgo, mayor rentabilidad. El inversor primerizo suele ser contradictorio, ya que hace gala de una extrema aversión al riesgo, pero al mismo tiempo, no quiere tener sus ahorros inmovilizados durante mucho tiempo. Es importante que entendamos que los resultados rápidos y buenos son incompatibles con el miedo a las pérdidas. En este sentido, una cartera diversificada, a medida que nuestros conocimientos financieros se vayan consolidando, estará compuesta tanto por productos tanto a corto como a largo plazo, dado que nuestros objetivos van cambiando a medida que ganamos en edad y en experiencia.
Las oportunidades de crowdlending suelen tener un plazo de inversión de entre seis meses y dos años, por lo que encajarían en el corto plazo. Sin embargo, también es una inversión a largo plazo si se reinvierten los intereses
Dentro del corto plazo, además de operaciones de riesgo elevado como el mercado de divisas o la compraventa de acciones especulativa, hay productos con mayor seguridad como los fondos monetarios, los depósitos a plazo fijo y algunas opciones de deuda pública, pero la rentabilidad suele ser mínima y, en realidad, son considerados productos de ahorro, no de inversión. En cuanto a las inversiones a largo plazo, también encontraríamos la bolsa, pero con un horizonte más largo. Igualmente, a largo también operan los fondos de inversión, los indexados, ETFs, planes de pensiones, PIAS, etc. ¿Y qué ocurre con el crowdlending? ¿En qué horizonte encajan los préstamos colectivos? Este producto de inversión de renta fija al que es posible acceder a través de las plataformas de financiación participativa es visto por muchos como una opción a corto plazo. Por ejemplo, en CIVISLEND, el plazo que suelen abarcar los préstamos publicados en el marketplace varía, pero en raras ocasiones supera los 24 meses. De este modo, el inversor va recibiendo sus intereses cada cierto número de meses y, finalizado el plazo, recibe el capital inicial.
Sin embargo, el crowdlending puede ser interpretado como una herramienta para lograr objetivos a largo plazo. Al igual que la mayoría de las inversiones, es capaz de diversificarse en su mismo mercado. Del mismo modo que un fondo está compuesto por acciones de diferentes empresas y sectores, el inversor en crowdlending, una vez que ha tenido una experiencia satisfactoria, probará a invertir en diferentes plataformas, realizando un seguimiento e, incluso, automatizando sus inversiones en función de su perfil. De esta forma, por medio de la reinversión, además del rendimiento propio de, por ejemplo, un préstamo para financiar la compra de un suelo con un vencimiento de un año, se estará beneficiando del interés compuesto, multiplicando de forma exponencial sus ganancias. El crowdlending responde a las necesidades de los inversiones con menos paciencia, pero lo ideal es que exista un compromiso a largo plazo para ganar alcanzar la ansiada independencia financiera.