Tener tendencia a acumular deudas no es la mejor aptitud en el momento de plantearse la inversión por primera vez. De hecho, deber dinero no suele ser compatible con la optimización del ahorro, dado que se presupone que esos fondos tendrían de destinarse primero a saldar las cuentas pendientes. Sin embargo, esto no siempre se cumple. Pensemos en lo que hace la mayoría para poder comprar una casa: pedir una hipoteca al banco. Son muchos lo que, al tiempo que cubren su cuota mes a mes, destinar parte de lo que ingresan a productos de inversión. En cierto sentido, la propia financiación hipotecaria es un mecanismo de apalancamiento financiero, dado que los inmuebles son concebidos de forma simultánea como bienes de uso y de inversión. No obstante, el endeudamiento debe mantenerse bajo control si queremos operar dentro de la inversión de un modo responsable y tomar decisiones adecuadas sin quedar expuestos a sobresaltos.
¿Qué es la capacidad de endeudamiento?
El ratio de endeudamiento es el porcentaje que ocupa tu deuda frente a tus ingresos. Dentro de la deuda entrarían todos los gastos fijos que tenemos cada mes. Estos pagos recurrentes pueden tener una cantidad fija, como la letra del coche, la cuota de autónomos o el colegio de los niños, o variable, como los recibos de la luz y del gas, la compra en el supermercado, las salidas de ocio, etc. Hay que tener en cuenta que ciertas compras a plazos tienen un recorrido determinado dentro de nuestra deuda, y hay que sacarlas del cálculo cuando se completa el último pago. En cuanto a la vivienda, si es un alquiler habrá que estar pendiente de la posible revisión anual, mientras que si es una casa en propiedad, una hipoteca a tipo fijo siempre supondrá el mismo desembolso cada mes, mientras que un préstamo referenciado a Euríbor estará sometido a revisiones semestrales o anuales.
¿Cuál es el límite máximo recomendado de la capacidad de endeudamiento?
Para mantener la salud financiera y no correr riesgos excesivos, múltiples expertos y organismos oficiales, entre ellos el Banco de España, recomiendan que el límite máximo de la capacidad de endeudamiento se sitúe en el 35% de los ingresos netos mensuales. De hecho, las entidades financieras, a la hora de realizar el estudio para determinar que el solicitante de hipoteca es realmente idóneo, realizan una simulación para que el endeudamiento del potencial cliente hipotecario se mantenga entre estos márgenes. Cuando en el pasado se superaban estos topes, muchas familias cayeron en estrés financiero y atravesaron serias dificultades, llegando a perder su casa al ser ejecutada la hipoteca y llevada a subasta. La regla del 35% está muy extendida y es clave para la educación financiera. En este sentido, se aconseja que los gastos esenciales no sobrepasen el 50%, el endeudamiento se mantenga por debajo del 35% y que el ahorro ocupe al menos el 15% de los ingresos totales, aunque si llega al 20% nuestras finanzas nos lo agradecerán. En cualquier caso, estos porcentajes no nos inamovibles y dependen en gran medida de las circunstancias personales de cada individuo, tales como la existencia de cargas familiares o de patrimonio de bienes muebles e inmuebles.
¿Cómo se calcula la capacidad de endeudamiento?
El punto de partida es el presupuesto. Si nos somos capaces de definir claramente en qué se nos va el dinero que ganamos, difícilmente sabremos si estamos en una buena posición para endeudarnos, por eso debemos tener en cuenta todas nuestras fuentes de ingresos. Por norma general, el principal flujo de capital vendrá de nuestro salario, que es un importe que sufrirá escasas variaciones a lo largo del año. Si somos profesionales independientes con una clientela más o menos estable, será posible hacer una media. No debemos dejar fuera de la ecuación posibles ingresos vía rentas de alquiler, por ejemplo. Una vez definidos todos los gastos e ingresos, se restan los primeros de los segundos y se multiplica la cantidad por 0,35. La fórmula sería:
Capacidad de endeudamiento = (Ingresos – Gastos) x 0,35
El resultado es la cantidad que podríamos gastar en nuevas deudas manteniendo nuestro bienestar económico. Hay quien admite una horquilla algo más amplia en el momento de realizar este cálculo. Así, se sugiere multiplicar la cantidad obtenida tras restar gastos de ingresos por 0,30 si queremos ser muy prudentes o bien por 0,40 si estamos dispuestos a arriesgar algo más.
¿Se puede usar la capacidad de endeudamiento para invertir?
La capacidad de endeudamiento debe concebirse desde la oportunidad, nunca desde la obligación. Esto significa que no tenemos por qué gastar lo que nos sobra si no queremos, y es que donde entran en juego el ahorro y la inversión. Antes de pagar un alquiler o una hipoteca, conocer nuestra capacidad de endeudamiento nos da una pista esencial para saber qué casa nos podemos permitir. Una vez dado el paso y sumado lo que nos cueste ser inquilinos o propietarios a nuestro balance, todavía nos podría quedar una cantidad interesante para disponer de ella con vistas a un futuro más cercano a la libertad financiera.
Por ejemplo, imaginemos que una persona gana 2.000 euros al mes, tiene una hipoteca de 600 euros y sus otros gastos básicos suponen 150 euros al mes. Si utilizamos la fórmula para calcular la capacidad de endeudamiento, veríamos que esa persona todavía podría gastar 437,5 euros, sobrándole dinero para configurar un fondo de emergencia en caso de que no lo tenga. Ese monto podría sentar las bases de una cartera de inversión diversificada, con productos que encajen con el perfil de inversor y con aportaciones periódicas que busquen logran una rentabilidad atractiva. Pero la inversión no solo debe ser vista como un activo de futuro, sino como una salida a la creciente inflación, que penaliza nuestros ahorros por el hecho de estar parados.
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