A los nacidos entre los años 1981 y 1995 se les llama millennials. Era de esperar que una generación nacida en plena explosión digital fuera la gran defensora de las nuevas tecnologías. Han demostrado ser consumidores exigentes, que utilizan Internet como principal fuente de búsqueda de información. Además, su dependencia hacia los dispositivos móviles se cimienta en una gran presencia en redes sociales y una fuerte actividad con diferentes apps. La relación de los millennials con las fintech es muy estrecha. Su interés por las plataformas de pago que permitan realizar transferencias y otro tipo de operaciones financieras a través del móvil es un hecho.
Según un informe de Accenture, los lazos que unen a los clientes con los métodos de pago tradicionales resultan cada vez son más frágiles. En su repaso de tendencias, la encuesta que sirve de base para el estudio ‘Driving the future of payments’ señala que la gran mayoría, incluido el 70% de millennials y zennials, que son la generación posterior y que corresponde a los nacidos entre 1995 y 2005, está interesada en el acceso a servicios de gestión de gastos y en la asesoría en pagos digitales, con el fin de comprender y controlar de una forma más óptima sus gastos personales. Y todo con un marcado acento mobile.
El inversor millennial es conservador y planifica a medio plazo. Busca estar cubierto frente a imprevistos, sacar cierto rendimiento a sus ahorros y completar su jubilación, por eso le dan importancia a los planes de pensiones
Sabemos que los millennials tienen una visión positiva de la banca no tradicional y son más receptivos a todo aquello que les ayude a construir una cultura financiera digital sólida. En este sentido, cabría preguntarse cuál es la relación de esta generación con la inversión. El VI Barómetro del Ahorro del Observatorio Inverco hace una radiografía muy clara. Según este informe, la mitad de los millennials son ahorradores con perfil conservador (50%) que piensan en ahorrar a medio plazo (1 a 3 años). Asimismo, los principales motivos de ahorro para esta generación son los imprevistos (34%), el crecimiento de capital (30%) y complementar la jubilación (16%). Por otro lado, el 50% tiene ahorros en planes de pensiones, el 46% en depósitos y el 31% en renta variable.
Es interesante descubrir que, a pesar de su declarado amor por lo digital, la generación del milenio mayoritariamente se informa y contrata los productos financieros a través de su oficina bancaria. Para reducir la dependencia hacia la sucursal física, los sistemas de inversión automatizada y otros vehículos de inversión como las plataformas de financiación participativa deben seguir trabajando para ponérselo fácil. No en vano, otro informe de Accenture llamado ‘Millenials & money’ admite una clara predisposición de este grupo de edad hacia la inversión, pero afirma que este grupo experto en tecnología seguirá necesitando cierta tutorización en el manejo de sus finanzas. Es por ello que las empresas dedicadas a la gestión de patrimonios deberán caminar de la mano de la inteligencia artificial para crear entornos de inversión automatizados y seguros.
Los millennials han dejado de ser jóvenes despreocupados. Con 40 años cumplidos, son los responsables de haber abierto la puerta a un tipo de inversión fundamentada en valores de gran calado como la sostenibilidad
Este contexto marca un futuro muy prometedor para las plataformas de financiación participativa, en las que el inversión millennial se ve reflejado, sobre todo, si existe un componente de sostenibilidad detrás. En este sentido, la educación financiera que define este grupo de edad se fundamenta en gran medida en la preocupación por valores nobles, apostando por productos financieros basados en la inversión con impacto. Sin duda, fueron los primeros que se volcaron con ello, y a medida que han ido haciendo mayores, han trasladado esta preocupación a la generación Z o posmilénica por los criterios ESG (environmental, social, governance).
La generación millennial se pintada hace unos años como la de jóvenes condenados a la precariedad laboral sin capacidad inversionista suficiente, pero a medida que han entrado en la década de los 40, vemos que las dificultades se han ido salvando. Obviamente, siguen existiendo millennials inmersos en situaciones económicas complicadas, en la mayoría de los casos, agravadas por la pandemia, y por eso ni se plantean la opción de sacar rendimiento a sus ahorros dado que, básicamente, no disponen de ellos. Sin embargo, hay sujetos activos con un puesto de trabajo estable y con un sueldo aceptable, lo que les convierten en potenciales inversores en plataformas de crowdlending, solo que es posible que no hayan tenido acceso a información de calidad sobre este negocio.
La relación entre millennials y crowdlending surgió como una colaboración de gran potencial. El tiempo ha demostrado que los préstamos colaborativos responden a las inquietudes de esta generación y de las que están por venir
La economía colaborativa no es desconocida para los millennials. De hecho, la crisis espoleó la tendencia de cuestionar los principios, valores y normas del sistema. Este fomento del criterio propio derivó en una mayor preocupación por el entorno, impulsando las iniciativas dirigidas a buscar un valor social más allá del puramente económico. Fue en este contexto cuando el crowdfunding, tanto el de donación como el de recompensa, ganaron adeptos. La aceptación del crowdlending está siendo más lenta, en parte, porque todavía cuesta hacer entender a la sociedad que este tipo de financiación alternativa también repercute directamente en la economía basada en los bienes físicos, no en los bursátiles.
Los millennials buscan un sistema financiero abierto y transparente, que promueva el compromiso social. El crowdlending es una herramienta que responde a estas demandas, dado que se basa en el principio de colaboración. En cuanto al funcionamiento de las plataformas, la generación millennial tiene a su favor su mayor exposición a las tecnologías, por lo que les resultará muy sencillo familiarizarse con su uso. Por otro lado, no podemos obviar que el crowdlending representa una oportunidad de recibir un beneficio interesante a cambio de los fondos brindados. Los préstamos remunerados acabarán haciéndose un hueco entre los millennials porque contribuyen a dar salida a proyectos protagonizados por emprendedores a los que no llega la clásica financiación bancaria. Este marco es aplicable también al caso del crowdlending inmobiliario en el que está especializado CIVISLEND, donde este tipo de inversores son bienvenidos.