Cuando se ha logrado acumular cierto ahorro, es inevitable que aparezca por nuestra mente la opción de invertir ese dinero para hacerlo crecer. Sin embargo, el inversor primerizo tiene que enfrentarse primero a muchas dudas. Una de las más comunes es saber si es el mejor momento para hacerlo. La respuesta es sencilla: es imposible saberlo. Si bien es cierto que hay factores económicos externos que pueden inclinar la balanza hacia el sí o hacia el no, al final se trata de una cuestión personal. Si se han hecho los deberes y se ha diseñado una planificación financiera adecuada, se tendrá un fondo de emergencia, se habrá definido el perfil que más cómodos nos hace sentir y se contará con un horizonte temporal en mente. La otra duda es algo más complicada: ¿Cuánto debería invertir? Y es que muchos se preguntan si es mejor invertir todo de golpe o hacerlo poco a poco. Las aportaciones periódicas son el mejor método para darle solidez a nuestra estrategia de inversión e ir creando una práctica que nos reportará mucha satisfacción, ya que veremos nuestros ahorros trabajar por nosotros.
¿Qué son las aportaciones periódicas?
Una aportación periódica es una cantidad de dinero fija que cada mes sale de nuestra cuenta de ahorro para depositarse en uno o en varios tipos de inversión. Generalmente, se trata de inversiones automatizadas a través de alguna aplicación informática conectada a nuestro banco. De este modo, se desvían fondos hacia activos financieros sistemáticamente bajo nuestra supervisión. No obstante, también es posible llevar a cabo aportaciones periódicas sin intermediarios, pero hay que ser muy disciplinado, por eso suele ser mejor que se haga de forma mecánica porque no se pierde flexibilidad. Esta estrategia permite comenzar a invertir desde muy poco, lo que nosotros decidamos. Es por ello que las aportaciones periódicas dan la posibilidad de ahorrar e invertir al mismo tiempo, y casi desde que empezamos a ganar dinero, ya que hay opciones para todos los bolsillos y perfiles de inversión.
¿Qué ventajas tienen las aportaciones periódicas?
Reducen la presión inicial
Invertir un suma importante de una vez da bastante vértigo, sobre todo, si somos novatos. Es cierto que hay destinos de gran prestigio que resultan muy atractivos, pero que exigirán aportaciones iniciales abultadas. Además, estaremos condiciones por un momento puntual del mercado, lo que eleva la exposición al riesgo. Si todavía no estamos listos para empezar por este nivel, es mejor que miremos hacia otras opciones. Puede que nos estemos perdiendo una rentabilidad jugosa, pero es más importante estar tranquilo. Empezar por cantidades pequeñas ayuda a minimizar ese efecto de pérdida simulada que tienen las grandes apuestas. Cada mes veremos salir de nuestra cuenta una cuota que podríamos equiparar a la de una suscripción, por ejemplo.
Consolidan el hábito de la inversión
Todavía hay quien apura los últimos días de vacaciones. La vuelta a la oficina es dura, pero pasadas unas semanas no habrá ni rastro del síndrome posvacacional. Aceptamos retomar la rutina cuando esta se convierte en un hábito. Lo mismo pasa con las inversiones. Seguro que cuando comenzaste a ahorrar también te costó apartar dinero de tu nómina cada mes, pero después de un tiempo viendo cómo crecía lo que ibas acumulando, lo viste como algo a lo que ya no podías renunciar. El mejor modo de convertir la inversión en una costumbre es decidir una cantidad y fijar un día en el calendario para operar y comprobar cómo está progresando.
Dan estabilidad al presupuesto
Al invertir siempre lo mismo todos los meses, ya contamos con ese apunte en nuestro presupuesto de forma fija. Por otro lado, invertir siempre lo mismo no significa invertir siempre en lo mismo. De vez en cuando, al revisar nuestras posiciones, podemos decidir qué porcentaje de esa cantidad va a parar a según qué producto financiero, e incluso, diversificar dentro de cada uno de ellos. Lo ideal, desde luego, es determinar una cantidad y únicamente modificarla al alza, nunca a la baja. No es para nada recomendable recurrir a las aportaciones periódicas ni para gastos básicos ni para caprichos, y tampoco para desembolsos inesperados, ya que para eso tenemos un colchón específico. Lo que sí es aconsejable es aumentarlo a medida que nuestros ingresos mejoren.
Refuerzan la conciencia a largo plazo
Cuando se invierte mucho de una vez, además de estar más tensos, seguro que estaremos más atentos de lo normal a la última hora de la información económica. Si nos la hemos jugado a una sola carta, la sensación de estrés financiero será difícil de sobrellevar para alguien carente de nervios de acero. De hecho, aunque nuestras inversiones estén diversificadas en acciones de diferentes empresas o en un fondo, seguro que, después de haber invertido unos ahorros que nos ha constado tanto reunir, no podremos dejar de mirar si están funcionando bien o mal. Este cortoplacismo, reforzado por la continua infoxicación y la tendencia del ser humano hacia la recompensa inmediata, nos puede llevar a tomar decisiones equivocadas, como vender ante una caída. Las pequeñas aportaciones reducen esta preocupación porque nos conciencian sobre el largo plazo. Se nos hace más fácil entender que si la rentabilidad cae hoy, se puede recuperar más adelante.
Impulsan el interés compuesto
Quizá la mayor ventaja de realizar aportaciones periódicas frente a volcar de una vez todos nuestros ahorros hacia la inversión sea el interés compuesto. Cuando invertimos cierto capital, este genera intereses porque está atado a una determinada rentabilidad. Con las aportaciones recurrentes, lo que ocurre es que los intereses que se obtienen se van reinvirtiendo, lo que genera su capitalización. En otras palabras, las ganancias generan más ganancias por un efecto multiplicador. El poder del interés compuesto es tan fuerte que incluso puede ocurrir que alguien que realice pequeñas aportaciones frente a otra que solo invierta una gran suma una sola vez acabe obteniendo unos rendimientos muchos mayores al cabo de cierto tiempo. Sin duda, el interés compuesto es una variable que hay que tener muy en cuenta, y dado que el tiempo juega a nuestro favor, cuanto antes comencemos a diseñar nuestro camino dentro de la inversión, más partido sacaremos de nuestros ahorros.